Solitarios sonidos
emergen
del arco del joven
ejecutante,dibujando blanca armonía
al vaivén del agua ondeante.
En vibrato se sostiene
la mano,
a la tensa cuerda
dominante,el cuello se cuelga del aire
cual silenciosa nota interrogante.
Es el cisne pensativo
quien aparece
en interpretación
invisible melódica,a través del sonoro violoncello,
retratado en etérea obra lacónica.
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