viernes, 13 de enero de 2012

Indiviso


He de esperar la noche para que
se aquiete el frenesí del mundo,
mis sentidos se duerman
y dejen a mi alma despertar.
 
Pues tú, luz portadora de vida y belleza,
bien encandilas a ésta mi frágil alma,
ahogándola en tu mar de creación,
en tu divino sueño.
 
Percibo así la esencia de las cosas,
sutilezas terrenalmente indescriptibles,
fundiéndose en sus invisibilidades,
formando un todo indiviso.
 
¿Cuán lejano está lo creado de su creador,
si en ello quedó plasmado su espíritu?.
Lo cierto es que todo es Uno
y la unidad es Dios.

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