martes, 11 de noviembre de 2014

Rapsodia en azul

Las olas del mar
insisten en golpear contra mi ventana,
no es tristeza,
es el invisible viento
encargado de roer esta vetusta roca
orillada sobre el acantilado,
si dejara de soplar
sabría que aquel castillo
con sólo mirarlo se desmorona.
Aquí no hay tiempo,
nadie sabe de eones ni de segundos,
pues la vida no distingue los sueños de la realidad
y las torres se erigen
sólo por el capricho
de hacerlas derrumbar.


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