un nudo de pálido rosado,
y rojas botas le han protegido
sus pies del frío azulado.
Su fina cabellera ha
crecido
al aire con sutil
despreocupación,atentos sus oídos han seguido
la música del próximo salón.
Aún a leer tus ojos no
aprenden
y de tus labios certezas
escapan,tu mirada ingenua se enciende
con la idea tierna que atrapa.
¡Oh pequeña!, con tus
palabras diste
a mi corazón un dulce
paloy en este poema te convertiste
al pronunciar: “soy un regalo”.
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