Las horas de cualquier día son
lo suficientemente lentas
para compartir contigo
mi último baile en tiempo de vals
y lo suficientemente rápidas
para decirte adiós para siempre
con un simple beso en la mejilla.
Todo recuerdo se esfumará,
cual nubes tras la tormenta,
y mi espíritu tomará otra forma,
sólo reconocible por la risa
y un brillo en los ojos
algo más intenso que el de ahora
(las lágrimas siempre asomarán).
El destino está escrito: quien nace, morirá.
Mientras, el Creador se entretiene como niño
creando Universos cual pompas de jabón...
lo suficientemente lentas
para compartir contigo
mi último baile en tiempo de vals
y lo suficientemente rápidas
para decirte adiós para siempre
con un simple beso en la mejilla.
Todo recuerdo se esfumará,
cual nubes tras la tormenta,
y mi espíritu tomará otra forma,
sólo reconocible por la risa
y un brillo en los ojos
algo más intenso que el de ahora
(las lágrimas siempre asomarán).
El destino está escrito: quien nace, morirá.
Mientras, el Creador se entretiene como niño
creando Universos cual pompas de jabón...
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