sábado, 5 de enero de 2013

La flor invisible

Palabras profundas susurradas al oído,
caída sin amarras tras el eco de la voz,
una tormenta de arena confunde los cuerpos,
amanece una silueta, solían ser dos.

Todo cuanto supo la carne en vida
fue seguir el ritmo del tambor mayor,
oxidarse en las manecillas del tiempo,
dejar gotas de sal secarse al Sol.

Quien se identifique con el polvo que viste,
desdicha hallará en la oscuridad de sus compases,
¡los elementos siguen sus ciclos pre-escritos!,
el espíritu es ajeno al baile de los disfrases.

¿Es consciente la flor de su belleza?,
tristemente inmóvil y carente de sentidos,
así es el alma humana anclada a la Tierra,
alguien desde arriba observa su colorido.

por JM

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