al borde del abismante precipicio,
pues sabía que un viento propicio
desprendería de la tierra sus dolores.
Fue tal la fascinación de la caída,
que el color se transformó en canto
y por los aires sacude su manto
pregonando en trino su alegría.
Pero añora aquel pasado vistoso
y en el nido cubre de barro su plumaje,
pide que la primavera le vista con traje
de oropel resplandeciente, lustroso.
Despertó tendido en un lecho solitario,
su cuerpo era pesado y ataviado en piel,
así supo que los colores se pintan con pincel,
y hoy se emociona al oír el canto de un canario.
por JM |
...polvo eres y en polvo te convertirás...
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