bebió de su cintura
de su cuello
mientras sus alas aprendían a volar
en dirección al sol
y no le importaba morir
tenía entre sus manos
el sueño primigeneo
y en sus labios el sabor a sal
de todos los mares del mundo
en ese silencio no supo distinguir
si aún vivía
a los náufragos
de nada les sirve pensar
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