irrumpe como un rayo fulgurante,
irradiando su amor y fuego quemante,
a las flores de intrínseca pureza.
La flor que quiera
mostrar su belleza,
deberá acoger esa luz
radiante,incorporar a su alma ese diamante,
atesorando divina riqueza.
Más fragante la flor es
cuando crece,
al paso del Sol que
ilumina creandoy la faz de la Tierra esplenderece.
Es invisible el toque
transformador,
es aquel que a las almas
va rozando,lo llaman música, lo llaman amor.
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por JM
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