sábado, 9 de febrero de 2013

50 kilos

"el combate espiritual es tan brutal como la batalla de los hombres", A. Rimbaud 
 
Mi alma sepultada por el peso de la carne,
rasguñando en la oscuridad de mis entrañas,
agonía, la vida...

Lloro mirando hacia el cielo
mientras mi rostro se cubre de lágrimas,
las nubes me acompañan, sempiternas.

Hoy, imposible distinguir entre
mi sombra y mi cuerpo. 

Tengo esperanza, que uno de estos días,
la sal termine por corroer mi materia.

Quiero conocer la verdadera Luz,
aquella que no quema,
aquella que no sabe de sombras;
el Sol ya se me hizo muy artificial.


por JM

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