¡Oh! nosotros los títeres humanos
pálidas sombras de nuestra esencia
materia en continua putrefacción
generaciones de cuerpos mutando
en dolientes flores descoloridas
renegando de nuestra divinidad
hasta que un sonido nos hiere
nos toca el alma
sin derramar sangre se llora
por estar vivo
muerto en vida
en un ataúd de carne...
¡Un acorde, sólo un acorde más!
para salir de este barro fangoso
desprenderme de la inmundicia
y liberarme al fin.
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