jueves, 30 de octubre de 2014

Capricho

me vestiré de silencio
por el sólo capricho de llenar la copa...


(pintura de Andre Bertounesque)

viernes, 24 de octubre de 2014

Balance perspectivo

“…el espejo perfecto se equilibra entre la ilusión y la verdad, entre el verde y el azul, en la frontera invisible de aquel ojo, donde el silencio extiende sus manos y comienza a vestirse de música…”


jueves, 23 de octubre de 2014

La vida en rosa

Las rosas perfectas abren
exudando vida en la antesala de la muerte,
con esa lenta rapidez  de la locura,
en
aroma que camufla el grito extasiado,
en un susurro silencioso que pide
un segundo eterno por contemplación.



domingo, 19 de octubre de 2014

La música y el silencio

Cae la noche: un preludio de Chopin.

En mi humilde apreciación de la música, he descubierto que el secreto de la música es el silencio. Hay acordes tan bellos y de pronto el compositor los hace callar, es tan triste. Se asemeja a la contemplación de las flores, las ves y luego sabes que van a morir, que todo caduca; preguntas por qué, nadie responde, sólo hay silencio y aparece tan cruel la cara de la muerte. Luego esa profunda tristeza de pronto cambia y sólo ves amor. La música es una oda al silencio simplemente, una oda, un poema que sólo es posible conectarse frase a frase, nota a nota, si hay amor profundo detrás de esa cadena de creación.


sábado, 18 de octubre de 2014

Una aproximación al silencio



Ayer tuve una experiencia con el silencio que me gustaría compartir:

Desperté de madrugada y estaba silencioso, como nunca pude percibir que no había ruido de autos, ni hablar de personas, ni canto de pájaros, nada, estaba todo quieto. Aproveché ese momento, no para concentrarme en volver a dormir, sino que “forcé” de una manera sutil, tratar de acercarme a ese silencio, pero no contactar al silencio exterior, sino que acercarme a ese silencio interior. 

Cerré los ojos y a medida que me aproximaba lentamente al silencio, noté que en cierta forma, por así decirlo, me encapsulaba, que mi cuerpo se cerraba al exterior, que no existía nada más que sólo yo. De pronto, empecé a notar que me disolvía internamente, en el sentido de que perdía gravedad, por así llamarlo, que me volvía una levedad, pude percibirme en la sensación de ser como una “nube”, así etérea. 

Así permanecí por unos instantes, hasta que mi consciencia volvió en sí y hubo una cierta “desesperación” por volver a percibir mi corporeidad. Así el regreso igualmente fue lento, de apoco sentí como volvía a tener peso y luego a sentir el contacto con la cama y el peso de las sábanas. Una vez que me sentí incorporada volví a abrir los ojos. 

Después simplemente me volvía a dormir.

Y sí, es cierto aquello que: el grito más desesperado por libertad es el silencio.


jueves, 16 de octubre de 2014

domingo, 12 de octubre de 2014

Iris

Ella apuntó hacia el cielo,
extendió sus alas
y voló... 
voló sólo porque tenía ganas de pintarlo.

domingo, 5 de octubre de 2014

El fuego

En este, mi segundo año con huerta, he aprendido que "las verduras no son crudas sino que son cocinadas a fuego lento". Lo aprendí al: tener cuidado en guardar la semilla para la próxima temporada, al preparar la tierra, al colocar la semilla en el momento adecuado, al tener que ir a regar, a desmalezar, al protegerlas contra el frío y el viento, contra el exceso de sol, las plagas y del gato… En fin, el trabajo externo no se compara con lo que ocurre adentro: una tierra palpitante que bulle y arde constantemente.