El musgo del
jardín descuidado
en su
búsqueda sosegada
por algo de luz
se rindió a
la oscuridad
fue conteniendo
sus gemidos
se amarró al
silencio
el placer de
sólo respirar
le era
exquisito
percibirse
ligeramente
húmedo
tibio
le era un
imán más fuerte
que
cualquier gravedad planetaria
no distinguía
día de noche
el orden le
era caos
el caos
orden
su extensión
sobre la pared
le parecía
perfecta
el vidrio
trizado de la ventana
una obra de
arte
encontraba poemas
en las hojas
caídas
todas las mañanas
deliraba con cada gota de rocío
deliraba con cada gota de rocío
el tiempo
era aquel
tierno-niño-abominable
con el que
jugaba a las escondidas
cada sonido
le hacía
entrar en trance
soñaba con
ser un poeta
a medio
morir
y coquetear
con el
orgasmo en sus pensamientos
se convirtió
en musgo
violeta
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