Da Vinci y sus códigos: En su última pintura, la más íntima,
la más misteriosa, quizás la culminación de toda su obra, nos muestra a un Juan
Bautista mirándonos fijamente, tocándose el pecho y apuntando hacia arriba.
Usamos la imagen especular (que tanto practicaba) con pivote en la mitad del
cuadro, en su dedo en el pecho; al girar
la mano que apunta hacia arriba, encaja perfectamente en su rostro, Bautista aún
nos mira como diciéndonos “sí, estás en lo correcto, está todo bien”, entonces
seguimos aquella dirección y entre sus rizos tan marcados y bellos, un espacio
oscuro, cúbico, una cámara secreta… yo sólo me pregunto si Da Vinci fue capaz
de lograr salir de esa cámara…
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