Dormitaba la criatura en mi regazo
mientras mi mano le acariciaba,
yo sólo seguía la espiral de la galaxia;
su cola, que en gratitud azotaba mi cuerpo,
no hacía más que dar nacimiento a las estrellas
y su respiración era el mismísimo espectro de colores
que pintarrajeaba aquel cosmos frente a mis ojos,
de pronto: eso era todo el Universo.
mientras mi mano le acariciaba,
yo sólo seguía la espiral de la galaxia;
su cola, que en gratitud azotaba mi cuerpo,
no hacía más que dar nacimiento a las estrellas
y su respiración era el mismísimo espectro de colores
que pintarrajeaba aquel cosmos frente a mis ojos,
de pronto: eso era todo el Universo.
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