sábado, 27 de abril de 2013

Sinuosidad tripartita

Fuimos las frías serpientes que se reencuentran
en un silencioso descampado al anochecer.

Nada se sembró en aquel desierto de sombras.

A través de los tiempos, 
la piel se nos caerá una y otra vez, 
hasta que el sempiterno ojo abierto 
reconozca el grabado dejado en la vestidura ajena, 
marcas de los colmillos de una memoria ya sin veneno.

En ese instante, se estremecerá la tierra y rogará,
del universo surgirá la tan esperada gota de calidez.

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