en que me inmiscuyo en tu cama,
abrazo tu enorme espalda ancha
mientras mi oído bucea en tu palpitar.
Hay otras noches en que simplemente
me meto en tus pensamientos,
redecoro tu mundo blanquinegro
con los matices que visualizo del Edén.
Ay, esas noches, son las noches
donde acelero tu corazón a mi antojo,
te hago el amor sin desnudarme,
sin tocarte, sin siquiera mirarte.
Me apodero de tu mente con maestría,
me fundo en ti y nuestra separación no existe,
la materia pasa a ser el residuo que estorba,
el invitado de piedra en mi perturbadora fiesta.
No te preocupes, tus celestinas sábanas
no delatarán mi presencia a tus amantes,
continúa con tus párvulas aventuras,
yo, desde aquí, perfumo tu mente con mis violetas.
por JM |
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