He ahí las cosas en su terca inamovilidad,
y veo a la palabra bailando entre ellas,
con su risa burlona, besando a todos,
gozando de su versátil traje de invisibilidad.
Mas el cubo basáltico que a mí me pesa,
sentenciador, el impertérrito silencio,
estrangula mi pensamiento en cada rincón,
(me atormenta el origen divino de su gravedad).
Y es que la palabra no sólo besa,
sino que rasguña, cincela y acuchilla,
un arte que las vetustas cosas saben,
agonizantes, condenadas por la loca palabra al viento.
y veo a la palabra bailando entre ellas,
con su risa burlona, besando a todos,
gozando de su versátil traje de invisibilidad.
Mas el cubo basáltico que a mí me pesa,
sentenciador, el impertérrito silencio,
estrangula mi pensamiento en cada rincón,
(me atormenta el origen divino de su gravedad).
Y es que la palabra no sólo besa,
sino que rasguña, cincela y acuchilla,
un arte que las vetustas cosas saben,
agonizantes, condenadas por la loca palabra al viento.
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