martes, 12 de febrero de 2013

Cuento corto para escépticos

Señores, ¡aquí hay gato encerrado!

Durante el día no le apetece abrir los ojos,
se aburre con tanto fuego de artificio,
es al anochecer cuando abre sus cristales esmeraldas,
con ellos logra ver la realidad de sombras.

Maúlla estrepitosamente,
nadie presta atención,
es un escándalo que a nadie le importa,
nadie oye...

Y ¿cómo sé que es un gato?,
¿cómo sé que está encerrado?:
Desde que le escucho no deja de rasguñar mis entrañas.
Lo siento, todo cuanto tengo en evidencia son estas descoloridas lágrimas.

por JM

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