sábado, 23 de febrero de 2013

No eran cuentos aquellos

"la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos", A. Pizarnik
"mis cansados ojos siempre se abren a la estrella de plata", A. Rimbaud 

Si pudieras acelerar el controlador del tiempo, podrías ver a la humanidad como una llamarada flameante; ese tiempo de manecillas, que atesoras en tu muñeca, no es más que una excusa para ver a los diablillos de fuego trabajar con vestidura humana.

"Reproducíos", dice el Señor (el atizador del fuego): deseo y pasión disfrazados de amor, seductor amor brujo.

¿Qué saben los astros de la luz?, un primitivo sistema que se alumbra con la fogata astro rey. 

Y el alma: aquella frágil rosa de cuatro espinas que no te atreves a tocar, el quinto elemento, Rapunzel de la torre, la princesa de la boca de fresa, la eterna bella durmiente que recibe el beso revelador alejada de la vista del carcelero, del dominador, del padre.

Es tan difícil despertar cuando el mundo de fantasía parece tan real, tan convincente, ¡imposible rechazar una diversión en 3D!: sólo mirando al espejo de la Luna se recibe la verdad, en ella se ocultan las lágrimas cristalizadas que la humanidad no quizo derramar al mar.

La noche, tan quieta, tan silenciosa...infinita.

 

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