lunes, 16 de diciembre de 2013

La Confesión (Parte 1)



Todos tenemos secretos, la mayoría confesables en vida, otros se irán a la tumba. Sin embargo, hay secretos que se ocultan por la incompleta asimilación por parte del oyente, cuando sabemos a priori que algo está fuera del entendimiento de una persona, simplemente callamos. Pero ¿qué ocurre con ese secreto que es incomprensible para todas las personas que nos rodean?.  Si hablamos nos tomaran por loco, que es una farsa o que es producto de una alucinación. Ante aquellas descalificaciones es mejor callar. Pero,  ¿qué sentido tiene saber algo y no compartirlo?, ¿por qué no hacer un intento por acercar lo desconocido a lo conocido?, pudiera ser el ansiado faro que alguien ha estado desesperadamente buscando…




En uno de los tantos libros que ahora tengo en mi manos se lee: “Lo que un hombre de corazón puro desea por su espíritu, y sea cual fuere ese objeto, puede obtenerlo”, (sentencia extraída de las sagradas escrituras hinduistas: Mundaka-Upanishad, siglo III a. C.). Recordé las cosas que deseé en mi infancia (cuan ingenua era, libre de toda maldad) y todo aquello logré; puedo recordar el momento exacto de cada uno de esos deseos, que fueron espontáneos y libres de toda presunción, simplemente me inundaba la sensación de plenitud con aquello y sentía en mi interior que si lo obtenía estaría completa. Puntualmente fueron tres deseos, pedidos en diferentes circunstancias, totalmente inconexos entre sí, pero ahora mirando hacia atrás están íntimamente relacionados, no se conciben el uno sin los otros.




A continuación compartiré con Uds. la historia de uno de esos deseos que pedí y el que me motiva a escribir este relato.


Estaba en la clase de “Castellano” sentada al final de la sala y la maestra nos hablaba de los tipos de narradores; mientras anotaba en mi cuaderno la lista con las descripciones correspondientes, escuché por primera vez en mi vida la palabra “omnisciente” (aquel que lo sabe todo). Recuerdo que mi mente voló desde el final de la sala hasta la pizarra y me dije: “yo quiero ser omnisciente”, la palabra me quedó grabada por siempre. Comprenderán Uds. que es un deseo particularmente fantasioso, nadie puede saberlo todo en este mundo, la gente se inclina por un área del saber y con ello se va perfeccionando en el tiempo.


En aquella época no existía el internet (cosa que para mí, en ese entonces, equivaldría a saberlo todo). Sin embargo, no estoy hablando de ese tipo de conocimiento y tampoco tenía noción alguna de “qué significa realmente saberlo todo”.


La vida transcurrió, así como para muchos, haciendo lo que el sistema pedía que hiciera y lo que los padres esperaban de uno, simplemente aprender lo que “ellos” entregaban, ir a la Universidad, terminar la carrera y trabajar. No había espacio para el cuestionamiento, no se podía perder el tiempo cavilando, las cosas eran así porque alguien antes se dio el tiempo de averiguarlas y punto. Y así sucedió, todo fríamente calculado. Ni me enteré de aquel plan donde yo era el producto final. 


Lo cierto es que había que trabajar para comer. A esa altura de la vida, ya había olvidado por completo mi infancia y con ello todos mis deseos, simplemente todo eso quedó en un baúl herméticamente cerrado. En eso estaba, felizmente trabajando en el extranjero, en un buen puesto, con mi propia oficina, los proyectos en marcha, ganando una increíble experiencia laboral y buen sueldo, todo perfecto.


Fue un día lunes cuando me levantaba para ir a trabajar (todo normal como siempre) que estaba en la ducha lavándome el cabello, con los ojos cerrados y en eso veo un punto luminoso a lo lejos;  fijo mi atención en ese punto y este se va acercando lentamente.  A medida que se acerca, distingo que en realidad se trata de un aro dorado refulgente, su perímetro era áureo vivificado en una especie movimiento centelleante. Cuando está más cerca de mí, cercano al entrecejo, puedo ver que en su interior el color es púrpura y que hay puntos luminosos titilantes al fondo. Sin cuestionarme absolutamente nada, ni por un segundo, y sólo movida por la curiosidad, decido ver qué hay dentro del aro.




En ese instante el aro entra por mi cabeza y a medida que va pasando raudamente por mi cuerpo, siento como mi cuerpo se desmaterializaba e inmediatamente me inunda la sensación más absoluta de paz inimaginable, me encuentro rodeada por un espacio de imágenes cósmicas y siento que soy luz que viaja por ese Universo de maravillosas tonalidades violáceas. La realidad de aquello es tan cierta como la de que ahora estoy escribiendo, sólo con la adición de la sensación más sublime paz.





Disfrutaba enormemente estar ahí, era un goce sin límites aquella sorpresa totalmente inesperada, ciertamente increíble. Recuerdo que me acompañaba una vibración muy baja continua, casi imperceptible. Sin embargo, a pesar de todo lo que disfrutaba estar ahí, comencé a cuestionarme qué hacía ahí ¡si yo estoy bajo la ducha! y en ese instante abrí los ojos, la sensación de libertad se truncó totalmente, me sentía reducida a una caja, encerrada. Volví a cerrar los ojos, buscando aquel punto luminoso inicial y lo lograba distinguir a lo lejos, pero su acercamiento era muy tenue, mis ansias de volver a experimentar aquello lo alejaba, hasta que ya lo perdí completamente de vista. Terminé mi ducha, con la sensación extraña de no comprender absolutamente nada, con una especie de confusión, pero debía llegar a tiempo al trabajo, así que mis pensamientos estaban centrados en la rutina acostumbrada de siempre y me fui a la oficina.

CONTINUARÁ...

jueves, 28 de noviembre de 2013

El trabajo

Deja que tu espíritu se expanda
más allá de su ilusoria frontera
que quiebre la frágil cáscara que te envuelve.

Quien oprime su instinto de libertad
oscurece su mente en un bosque de tinieblas
y ancla el corazón a la fantasiosa materia.

Cuelga las notas que te pertenecen en el aire
esa vibración es tu única esencia eterna.

Extranjero caminas en una tierra extraña,
ataviado con un traje prestado que te oprime
y envenena cual mordida de víbora.

Quita la maleza de la cuna donde tu alma duerme
antes que se convierta en nido de serpientes.

Escucha el redoble de despedida con pasos del corazón,
un timbal que alguien toca sobre el lomo de un corcel
que a galope desbocado se dirige certero al abismo.



viernes, 22 de noviembre de 2013

Como es afuera es adentro

La mujer tiene una herida,
es la tierra que se estremece,
la sangre brota del volcán,
el cielo truena y llora.

Todo lo externo es una representación
es la forma de lo interno, de lo invisible,
¿por qué debería ser diferente?,
¿por qué se ha de pensar que no hay conexión?.

El dolor que ella siente es un invisible.

No sólo hay heridas externas,
hay heridas internas, invisibles,
y esa herida invisible también sangra.

Cuando una herida invisible sangra
también da a luz, da a luz ideas.

Sin embargo, hay un dolor invisible
que se lleva por un largo periodo
y los dolores son tan abrumantes
como los que anteceden al parto.

Ese dolor es el deambular
de la mente por un laberinto,
frío, oscuro, lleno de bestias,
no hay alivio, ni consuelo.

Sólo encuentra consuelo la madre
al tener a su bebé en su regazo,
sólo encuentra paz la mente
al tener a su hijo consigo en el cielo.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Apolo y Dafne

Has pulsado esa cuerda
que ha desgarrado el silencio,
¿nadie te advirtió que la música es delirio
y que el amor se concibe sólo haciéndolo en el aire?.

Hay un árbol que en invierno da flores blancas,
pero se tornan rosadas cuando quiere soñar.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Nadie sabe para quien trabaja

Hoy desmalezaba el antejardín y como nunca salió mucho pasto. Tenía opción de dejarlo en una esquina para que se lo llevara el camión municipal de la basura, pero preferí usarlo para hacer compost orgánico. 

Mientras entraba a mi casa pensé: “¡cualquiera que me viera pensaría que llevo este fardo de pasto para alimentar a alguna vaca que tengo en el patio!”. Y pensándolo bien, sí, es cierto, tengo una vaca y es una vaca que he aprendido a domesticar para que sea silenciosa.  

Es una vaca muy particular, porque es diferente a las demás: es una vaca muy elástica, a tal punto que es una de esas vacas abiertas, diríase “transparente”, sin límites perceptibles, donde: yo soy la boca, la comunidad de cochinillas (chanchitos) es el estómago y la comunidad de lombrices es el intestino.  Hoy descubrí que trabajo para una vaca. 

Cuan cierto es eso de que la separación no existe, todo es Uno.

Libre albedrío

Anochece y eres libre de elegir la casa donde enriquecerte: puedes entrar al palacio donde te tratarán como el príncipe que eres, te vestirán con trajes de seda y tendrás todas las mujeres que quieras, o puedes entrar a la choza del campesino, quien compartirá contigo la sopa de arroz (que él sembró, cultivo y cosechó) y te contará sus historias del día.

martes, 19 de noviembre de 2013

Preparando el vuelo



Oh, cuánto retraso espiritual cargo,
me siento un espíritu que gatea,
cuando debería estar volando
libremente a cualquier rincón del cosmos.

¿Cuánto más sufrimiento debo recibir
para zafarme la cadena de mis tobillos?,
¿cuán descalzos debo dejar mis pies
para aligerar el terco equipaje?.

¿Cuánto más debe seguir rodando
esta piedra para ser una esfera perfecta?,
¿cuánto silencio debo crear  para lograr escuchar
las voces de violines que suenan desde la puerta?

Hay veces que el delirio es el único
que logra disipar las nubes,
hay veces que la locura es la única
que me mantiene tranquila en sus brazos.

Alguien pintó las entrañas de esta serpiente
con pálidos tonos robados del paraíso,
cuanto más veneno sorbo aquí adentro
más sensibles son mis labios a tu beso.

Ay, el amor es el único rayo
capaz de traspasar la frontera.

Quiero que una lluvia de amor
penetre en cada poro de mi piel,
quiero que queme la mortaja que me envuelve
y que mi reflejo se olvide su tonta forma.

¡Quiero que el salobre bramido
de un mar tormentoso
despierte del sueño eterno
en el que se ha dormido mi princesa!

La puerta siempre ha estado abierta

Forastero:

Puedes entrar a mi casa cuando quieras,
pero te advierto que he aprendido a quitar la maleza de raíz
y a la más testaruda la arranco con azadón.

Atte.
La Jardinera

Las cosas que me hacen feliz

Ver mi propio reflejo en la profundidad de los ojos de otro,
ir de brinco en brinco del cielo a la tierra,
ver como goza su vuelo una golondrina,
ver un espíritu inquieto trabajar,
acunar un gato en mi regazo si fuera mi bebé,
ver disfrutar un zorzal bañándose en la fuente que llené de agua,
escuchar a un niño reír a carcajadas,
salir a ver una luna llena,
soñar despierta,
cortar el pasto y tenderme en él,
sembrar una semilla y esperar con ansias que germine,
contemplar una flor,
descubrir los colores del arcoiris en una gota de rocío,
ver una abeja polinizar una flor,
extasiarme con el olor de violetas,
dormir siempre acompañada,
recibir un abrazo de forma inesperada,
regar por las tardes el jardín,
prepararme una ensalada con la lechuga que sembré,
escuchar música en vivo bellamente interpretada,
(ver como viaja mi mente a lugares desconocidos con esa música),
caminar descalza por la orilla de la playa,
ver llegar la calma después de la tormenta,
ver como se tornan rosadas las nubes al crepúsculo del día,
no usar reloj,
ver un magnolio florecido en invierno,
ver como un cisne despega su vuelo desde las aguas,
caminar bajo un bosque,
hacer una fogata en una noche estrellada,
llegar a la cima de un cerro luego de subir por el camino más empinado,
saciar mi sed con una naranja luego de un arduo trabajo en la tierra,
la satisfacción por el trabajo bien hecho,
impregnarme con el sonido de la lluvia,
sentir mi corazón agitarse cuando me inunda el sentimiento de amor,
saber que siempre sale el sol,
derribar un muro,
ejecutar un instrumento de cuerda y sentir como fluye la melodía luego de hacerla mía,
recibir un “te amo” de la nada,
saberme eterna,
saber que en este insignificante cuerpo, que habita en esta mota de polvo llamada Tierra (que desapercibida navega perdida por el cosmos) está contenida toda la divinidad del Universo.
(Sí, puedo decir que he vivido. Vivir intensamente es una maravillosa canción de despedida que se le canta al mundo).

Mi nota en el jardín

Foraster@:

No arranques la flor,
es más cálido su color aquí,
donde todo el mundo la puede ver,
que en el florero de una casa marchita de amor,
donde nadie la ve.

Sé paciente
y aprende a cultivar
tu propia rosa.

Atte.
La Jardinera

domingo, 17 de noviembre de 2013

La alfombra

Hoy cortaré la hierba,
quiero emparejar el paisaje,
me tenderé en la alformbra verde
y seré la flor que en ella se estampe.


El acto de magia

Si no fuera por el arte
sería una bestia cualquiera
que vaga por la selva,
porque la verdadera belleza
no está en el objeto en sí,
sino en el acto de contemplación
y la perfección se logra
al no distinguir en la obra
al creador de lo creado,

al observador de lo observado.

Caminante, has como la oruga
que satisfecho su apetito,
se detiene en un cuarto oscuro
a preparar su acto de magia.

Detén tus pasos antes que
la manada te encamine al precipicio,
observa la flor pequeña
que crece al lado de tu camino,
¡enaltece tu espíritu!,
verás que la belleza siempre estuvo ahí
en un reino oculto e invisible,
en tu mente,
en el reino intangible de los cielos.

Sabrás, que los tigres también obtienen alas:
en negrinaranjo raya su camino
en el cielo 
la mariposa monarca.