martes, 30 de abril de 2013

¿Tú quién eres? (ensayo)

Pues si estás leyendo esto, sabes lo que no eres, no eres piedra, no eres planta, no eres un mono. Entonces, dirás “soy un ser humano”. ¡Bien! (espero que te comportes como tal, pues como andan las cosas hoy en día pululan muchos animales y robots por las calles).

La ciencia nos dice que todo ser vivo es CHONP, un acrónimo que agrupa a los siguientes elementos químicos: Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno y Fósforo.

Así, como el ciclo del agua, cada uno de estos elementos tiene su propio ciclo en el ambiente, tal que en este instante se han agrupado en tu cuerpo, y sin que te des cuenta, saldrán y luego volverán a reponerse en tu organismo. Por tanto, en este minuto tu cuerpo no es el mismo de lo que eras hace un mes atrás, técnicamente eres otra persona. Sin embargo, mantienes tus rasgos heredados por papá y mamá, manteniendo el molde, sólo que más viejo. Te has oxidado al comer y te has quemado al respirar.

Al llegar a este mundo no hiciste NADA para tener este cuerpo, tu cuerpo creció solo y envejecerá solo, sin que tú hagas nada por cambiarlo. Las uñas crecen a su ritmo, las canas salen cuando menos lo esperas, la digestión es un proceso que se regula solo, comes y vas al baño cuando “tu cuerpo” lo pide. En fin, digamos que pudiste haber nacido con alas en la espalda y seguramente en cuestión de minutos sabrías maniobrarlas.

Apesar de todo esto que no controlas, habilidades que están per se programadas, tú te identificas con tu cuerpo. Te identificas con la foto, con el molde, que no es más que un traje que imperceptiblemente se está renovando para mantener una apariencia más o menos decente de ser humano.


Frente a esta problemática, cualquiera que observe la naturaleza, no deja de sorprenderse con la belleza que encierra toda creación. Es como un capricho inteligentemente diseñado con arte, nuestros cinco sentidos se quedan maravillados ante la exquisita forma de una flor o al observar el desplante de un tigre. Por tanto, es lógico atribuir toda esa creación a un origen inteligente, un “ente” creador capaz de darle forma a todo.

Pero aún queda una variable…Aquellos que tuvimos clases de geometría y tenemos algo de destreza en manualidades, podremos tomar un poco de barro, moldearlo a nuestro antojo, darle formas geométricas y colores que nos parezcan armoniosos, y hacer una obra donde sin dudas se sabe que hubo inteligencia detrás. Sin embargo, no se mueve, no tiene vida…




Pareciera que ese soplo de vida, no queda más que denominarlo “espíritu” aquello que mueve todo este traje de barro que cargamos. Si juntamos nuestro pies y extendiéramos los brazos, bien se asemeja a una cruz, de la cual no nos podemos liberar, digamos que está nuestro espíritu esclavizado a la materia, limitado a sus funciones prediseñadas.

Apesar de todo este razonamiento, que es casi infantil, hay una extensa población que cree que Dios (o una inteligencia creadora) no existe. Piensan que toda vida se originó por las mágicas casualidades de un caldo de cultivo propicio para dotar vida. Pues les es difícil “ver” algo alejado de nuestras percepciones sensoriales, lo invisible simplemente no existe.

Cabe mencionar también un gran obstáculo, el Ego. Sin dudas, una persona que ha pasado toda su vida bajo el sistema educativo gubernamental (con mayor razón el occidental) ha sido objeto de una manipulación mental a tal grado que lo potencian como un organismo individual capaz de hacer grandes proezas. Nos ganamos medallas, nos entregan diplomas, obtenemos bienes a nuestro nombre,etc. Hacen que nuestros objetivos en la vida sean tener un buen empleo, casarse y tener una familia, con esto se alcanza el status de persona civilizada, y si picó el bichito de la ambición, será una persona exitosa. Aplausos. Quedamos encasillados a un rol, hija, madre, esposa, o con el nombre de la profesión obtenida.

Así, se pasa uno la existencia sin haber usado su propia cabeza para pensar por sí mismo, pues todo hay que aprender para poder pasar la “prueba” de turno. El tiempo libre es para escuchar al famosillo de la radio, preocuparse por la vida farándulera contingente que muestran los medios, o explotar nuestros deseos de posesión (artículos de moda, coches, etc.), nos mantienen ocupados en banalidades, en diversiones pasajeras, que adormecen todo pensamiento transcendental.

Francamente, aquellos que logran captar este mensaje, notaran la profundidad del asunto. Resulta a todas luces que la materia queda reducida a un valor insignificante frente al poder del espíritu de mover y dar vida. No queda más que arrodillarse frente a tal poder. En este sentido, cada uno de nosotros es un Cristo al comprender esta idea en su majestuosidad.

Sin duda hay dos actores en esta comprensión, primero la mente la cual podremos asociarla con el personaje de María, aquella virgen que concibió a Jesús, en este caso concibió la idea de espíritu. Segundo, el padre José que es el carpintero (pudo ser agricultor, mercader o pescador), sin duda su oficio es relevante, pues digamos que el espíritu está clavado a la materia y no es posible desprenderlo.

Aquellos que han pasado por un este proceso de cuestionamiento del ¿quién soy?, sin duda esta respuesta les trae mucho sufrimiento, pues resulta que todo lo construido hasta este instante se derrumba, tal como una torre de Babel, ya no hay donde sujetarse y todo parece estar en el aire, la materia no tiene ningún valor. Hay otros que mejor ni se hacen preguntas, pues el sufrimiento no es parte de ellos y piensan que la vida es para divertirse (no quieren ver que mientras ellos se la pasan bien, hay otra parte del mundo esclavizada para darles un gusto).

En mi personal apreciación, creo que este logro de la mente de concebir la idea de Creador y de Espíritu, es la cúspide de la creación en este nivel de existencia, en esta experiencia pasajera como ente humano, pues sin duda Dios es eterno al igual que es eterno nuestro Espíritu, esa es la vida eterna.

Aún quedan preguntas, de que si es bueno que un Creador halla esclavizado el Espíritu a la materia y con ello el sufrimento que implica, dónde estoy, el bien y el mal, el tiempo y el espacio, realidad e ilusión, de dónde venimos, a dónde vamos...pronto.

2 comentarios:

  1. Y pese a ser lo eterno el espíritu, la mayoría de las veces transcurren las vidas acopiando lo material que NO podremos llevar a ninguna parte dejando de lado el espíritu. ¿A que obedece esta naturaleza voraz que nos imnpide compartir? ¿Por qué nos espemeramos en cultivar una vía que no tiene salida fuera de este escenario?

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    1. Supongo que estamos en una etapa donde nos damos cuenta que la evolución de las especies es sólo un velo, lo sensible, lo aparente, la punta del iceberg donde la verdadera evolución es la de la “consciencia”…la humanidad está en eso, en tránsito…

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