martes, 20 de enero de 2015

Advertencia

Llevaba un mes diciendo en casa que estaba cumpliendo turno nocturno en el hospital. Fue el sábado antes del terremoto del 27/F, recién había salido el sol y se acababa de levantar. Estaba semidesnuda en el penúltimo piso de uno de los edificios más altos de la ciudad, mirando en dirección a su hogar, al otro lado del río. Y fue tan absurdo ver ese ovni, tan nítido, zigzagueando lentamente sobre las aguas del afluente y finalmente verlo perder en la bruma…que decidió vestirse, salir de puntillas, sin despedirse, desaparecer como aquel platillo intergaláctico y auto prometerse que: nunca más.


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