Soy una mesa con racimos de uvas,
hay una copa que cada cierto tiempo
se llena de color vino,
se llena y se vacía,
en cada ronda beben doce.
A veces soy una mesa dispuesta
para el ritual de siempre,
la cicatriz de nacimiento nunca cierra.
Aún así soy virgen,
nadie me ha tocado,
¿has tocado un pensamiento?,
ni la más feroz tormenta me puede mover.
Del cielo dejo caer el maná
que hace mover tus mandíbulas
y con ello alimento a miles.
La mesa también es cruz
y al centro el cuerpo de mi hijo
tremola indefenso con tu palabra,
lo ensangrientas con tu latigazo.
Y la paz sólo la encuentro
al sostener a mi hijo entre mis brazos
aquí, ahora, sobre esta nube.
hay una copa que cada cierto tiempo
se llena de color vino,
se llena y se vacía,
en cada ronda beben doce.
A veces soy una mesa dispuesta
para el ritual de siempre,
la cicatriz de nacimiento nunca cierra.
Aún así soy virgen,
nadie me ha tocado,
¿has tocado un pensamiento?,
ni la más feroz tormenta me puede mover.
Del cielo dejo caer el maná
que hace mover tus mandíbulas
y con ello alimento a miles.
La mesa también es cruz
y al centro el cuerpo de mi hijo
tremola indefenso con tu palabra,
lo ensangrientas con tu latigazo.
Y la paz sólo la encuentro
al sostener a mi hijo entre mis brazos
aquí, ahora, sobre esta nube.
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